martes, 25 de agosto de 2009

El año pasado Mayo fue un mes caluroso y después de hacer unas horas de senderismo por los caminos cercanos a Capileira, volvimos al pueblo y nos sentamos bajo el árbol que hay en el bar de la Plaza del Calvario, allí a la sombra descansamos y respiramos hondo el aire puro de la sierra. Al poco rato llegan unos chicos, dos chicos y una chica , bueno no tan jóvenes, ninguno de ello cumplia ya los treinta, su aspecto era de gente que pasa muchas horas al sol, piel oscura y curtida y los chicos con larga cabellera, uno con rastas, la chica el pelo corto, vestian con ropa de estilo algo oriental, pantalones anchos tipo moro y blusones a rayas sin cuello, calzaban sandalias hechas a mano y en las muñenas y el cuello punseras y collares de cuentas de madera y de piedras sin pulir. En un momento montaron un tenderete y sobre un paño fueron colocando una serie de anillos, colgantes , collares y pulseras, todo realizado en plata y latón, con piedras de colores de distinto tamaño, se notaba que estaban hechos artesanalmente, de hecho, uno de ellos con ayuda de unas tenacitas y con hilo de plata, sin inmutarse por las miradas de los curiosos continuaba haciendo su labor.

Como me interesa la artesanía me puse a su lado viendo su maestria trabajando la plata, él me miró sonriente y me dijo:

- ¿ Le interesa ?, ¿ quiere aprender ? , mire que ya somos muchos y se vende poco, ja,ja,ja,.- me dijo el simpático .

- No te preocupes que tengo otras ocupaciones, si te miro es porque me interesa ver como lo haces.- le contesté.

- No tiene muchos secreto, solo es cuestión de paciencia -

- ¿ Eres de aquí ?, por tu acento me parece que no...- Le pregunto.

- No ¡ que va !, yo soy madrileño, mi chica de Valladolid y el otro de Valencia, en Capileira ya somos unos cuantos de fuera de aquí - me contesta.

- ¿ Y hace mucho que vivís por aquí ? - insisto.

- Ya va para ocho años, vinimos a ver esto y ya no volvimos, bueno si volvimos solo para arreglar unos asuntillos pero desde entonces aquí estamos - me insiste.

- Pero . .¿que encontrasteis aquí para ese cambio tan radical ?.- pregunto algo sorprendido.

- Mira, aquí no tienes casi de nada, solo lo imprescindible, pero posees lo más importante: la pureza del aire de estas montañas, rodeados de naturaleza por todas partes que te dan el equilibrio interior que necesitamos, la paz y la armonía en nuestras vidas y no es ninguna filosofía budiasta ni indú, solo te hablo de lo que experimentamos aquí.- me dice.

- Pero necesitareis trabajar para vivir ¿ no ? - pregunto.

- Aqui se necesita muy poco, pagamos dos duros de alquiler de una casita que está en la parte más baja del pueblo, hacemos nuestras joyitas, tambien trabajamos el cuero, todo eso lo vendemos a los turistas aquí y en los pueblos vecinos, luego tambien tenemos un pequeño huerto, unas gallinas y unos conejos . Trabajamos solo lo justo, ¡ no hay que abusar que el trabajo es una droga ! y hay que tomarlo con medida que ya sabemos lo que es eso, ja,ja,ja, - me dice con una ancha sonrisa.

- ¡ Pero no creas !, lo pasamos muy bien, nos juntamos con nuestros amigos que tambien viven por aquí, nos bebemos unas botellas de vino y nos comemos una sarten de migas, reimos, cantamos, nos fumamos unos porros y somo más felices que la leche.- me aclara.

Mirando las piedras que tiene expuestas sobre la tela veo una blanca que me llama la atención.

- Se llama piedra de la luna, la trajimos de la India, es muy bonita porque refleja la luz en matices muy distintos según le da, ¡ anda cómprale un anillo con esta piedra a tu mujer !, solo vale 35 € - me dice.

- Venga, te lo compro que a mi mujer le gustan todas esas cosas - le digo mientras le doy el dinero.

-Gracias hombre y cuando vengas otro rato nos tomamos unas cañas y continuamos hablando ¿ vale amigo ? -
me propone.

- Si, me encantará, no se cuando será....pero me encantará .- le tendí la mano que me estrecho franca y sincera.

Y me fui calle abajo, pensando que en realidad es muy poco lo que necesitamos para vivir, que la opción de vida de aquellos chicos era una buena opción y me quedé con una ligera envidia por no haber hecho algo así hace años.

jueves, 23 de julio de 2009

Un pintor de Capileira


Dando vueltas por el pueblo llego a la Plaza del Calvario. Ha cambiado poco, quizás un poco más ordenada, el bar en el mismo sitio de siempre, han abierto varias tiendas de recuerdos, otras de ropa y objetos medio indú, medio budista y una galería de arte.


Como no podía ser de otra forma entro en ella, hay un hombre que supongo es el encargado ocupado hablando por teléfono, yo me paso un buen rato ciendo las pinturas, la mayoría de Capileira o de los pueblos y montes de la zona, algunas curiosamente oscuras en tonos azules resaltando colo el blanco de las casas por la luz de una farola o de la luna, parece como pintadas al atardecer o de noche. Luego otras impresionantes de animales, aves y bosques. Pasa un rato y vuelvo a repasar los cuadros, en realidad estoy esperando que el señor del teléfono deje de hablar, quiero hacerle alguna pregunta. Al final cuelga.


- Buenos dias, ¿ es usted el pintor de alguno de estos cuadros ?.,- pregunto


- Si, estos son mios´- señalándome unos firmados por Paco Bravo.


- ¿ Es usted entonces Paco Bravo ?, pero veo que hay otros que no son de usted - le comento.


- Si, es que aquí somos un grupo de varios pintores que pintamos juntos muchas veces - me explica.


- ¿ Estos están pintados de noche ...?, le pregunto -


- Si, si, es que a veces decidimos salir de noche.....es muy curioso porque el resultado de verdad no lo ves hasta el día siguiente - me dice divertido.


- Pues si que es curioso.......yo tambien pinto y no se me había ocurrido nunca salir a pintar a la luz de un farol -le digo.


- Pues ya ve....por aquí somos así, ja,ja, - me dice.


- Paco y ¿ es Vd. de aquí ?- le pregunto.


- ¡ Que va !, yo soy de Madrid y hace bastantes años vine una vez aquñi de turista y ya no regresé - me dice el pintor.


- ¡ Pues no sabe la envidia que me da ! - yo viví aquí hace muchos años y no he olvidado nunca Capileira. - le digo.


- Pues nada hombre, anímese y venga a pintar con nosotros - me dice Paco.


- ¡ Ya me gustaria, ya....quizás más adelante ! -


- Además somos varios, está Avilés que es este que pinta animales, es buenísimo, luego un matrimonio de extranjeros que tambien estás afincados aquí, ya ve a más de uno se le ha metido Capileira en la sangre.-


Continuamos largo rato hablando y hablando, hasta que me avisan que tengo que irme. Paco me ha puesto los dientes largos ¡ ahora mismo me quedaba aquí ¡ y me ponía a pintara yo tambien de noche.


Bueno, la esperanza es lo último que se pierde

martes, 7 de julio de 2009

Calles arriba y abajo.


Como siempre que voy a Capileira, después de mi larga ausencia, me paso largos ratos deambulando por sus calles, redescubriendo sus rincones, haciendo memoria de si eso estaba o no entonces. Muchas veces entablo conversación con gente del pueblo, en esta ocasión lo hice con Francisco Ortega Portela, un buen hombre que por su asapecto venía de trabajar en el campo, llevaba un soombrero de paja, a pesara de los cual tenía la cara curtida por el sol.

- Vd. perdone , verá, es que estoy buscando el cuartel de la Guardía Civil y no acabo de dar con el, yo recordaba que estaba por aquí, pero no lo encuentro - le digo mientras andamos por la plaza de la Iglesia y le señalo la calle que sale enfrente de ella.


- Pues no iba usted mal encaminado, es que era en esa calle donde estaba el viejo cuartel, ahora está en la parte de arriba del pueblo, hace años que hicieron un edificio nuevo, pero ¿ por que lo busca , tiene necesidad de algo ?.- me dice el Sr. Ortega.


- Verá , es que yo viví aquí una temporada, siendo yo chico, porque mi padre era Guardia Civil y estuvi aquí destinado - le digo.


- ¿ Si ? , y ¿ como se llamaba su padre ?, yo tengo 69 años y siempre he vivido aquí, seguro que le he tenido que conocer. - me pregunta.


- Se llamaba José Mudarra, aunque es dificil que se acuerde porque solo estuvimos seis meses y de eso hace casi 50 años.- le contesto


- Pues la verdad ahora no se....., bueno mire, por aquí han pasado muchos guardias, algunos buenos y otros digamos que bastante "traviesos ", de algunos la gente del pueblo tiene buenos recuerdos e incluso vuelven por aquí de vez en cuando pero de otros no hay demasiado buen recuerdo. - me dice el Sr. Ortega.


- No se preocupe, no importa, yo es que estoy recopilando mis recuerdos del tiempo que viví en este pueblo, es algo que no he olvidado nunca, y seguramente lo recopilaré todo en un librito. Capileira está muy cambiada, tiene poco que ver con aquella que yo conocí, ahora hay Hoteles, tiendas y de todo, en aquella época hasta se tenía que hacer el pan cada uno.-


- Tiene Vd. razón, así era entonces, ahora hay muchos extranjeros de varios paises que viven aquí todo el año, les gusta la sierra y andan siempre recorriendo caminos y otros que pintan y que tambien se han quedado aquí, todo esto le ha dado mucha vida al pueblo, y si viera como se pone esto en verano -


- ¿ Así que va a hacer un libro ?, pues si no le es molestia le doy mi dirección y me manda uno, yo se lo pago contrareembolso.


- Naturalmente, le prometo que le mando uno - le digo.


El Sr. Ortega y yo estuvimos hablando bastante rato, me contó muchas cosas incluso identificó alguno de los amigos que yo había tenido por aquel entonces, unos estaban en Barcelona , otros en Granada, algún otro había muerto ya. La verdad es que me hubiera gustado hablar mucho más con él , pero se hacía tarde y teníamos que irnos, pero no renuncio en cuanto vuelva a Capileira retomar aquella conversación tan agradaable.


- Cosas de mundo moderno, pero Capileira, su enclave y este cielo tan azul, esto no puede cambiar. - le digo.


miércoles, 1 de julio de 2009

Bienvenidos a esta casa


Hoy comienzo este blog, modestamente, sin grandes pretensiones. No está en mi deseo sentar base de nada, solo transmitir a todo aquel que lo lea, la huella imborrable que dejó en mi el tiempo que por una se esas casualidades de la vida viví en ese pueblecito maravilloso que es Capileira.


Eso ocurrió siendo yo un niño, pero como ocurre con muchas de las cosas que vivimos de pequeños, el recuerdo ha quedado permanente toda mi vida y siempre deseé volver, no importaba el tiempo que pasara, sabía que un día u otro lo haría, lo prometí y lo cumplí.


Habian pasado más de 40 años, Capileira ya no era aquel pueblo pequeño y olvidado en lo alto de Sierra Nevada, mis vivencias infantiles solo estaban ya en mi recuerdo, ahora Capileira se había convertido en un enclave turístico de primer órden, pero a pesar de ello su enclave excepcional, su cielo azul, la naturaleza aún sin malograr, es todavía lo que yo conocí y que tanto he añorado.


Felicidades a todo aquel que ha tenido la suerte de vivir allí aunque sea por unos días y poder contemplar esas vistas inmensas desde el Mulhacén hasta el Poqueira abajo.


Me gustaría desde aquí invitar a todo aquel que lo desee aportar sus experiencias de visitas, caminatas , excursiones y estancias por la zona, estoy seguro que son muchos los que por siempre se han quedado prendidos de alguna de sus chimeneas